Me acerqué, sin pensarlo más. Esos ojos me estaban aniquilando el alma. No son unos ojos del todo llamativos a simple vista. No son los clásicos ojos azules o verdes que tanto gustan y uno desea tener.
Solo marrones. Unos simples ojos marrones. Esos, que casi el 90% de las personas posee. El idéntico color de la miel.
Pero ese detalle, el de color, no los hacía menos hermosos. Esos ojos tienen la propiedad de embaucar a aquel que los mire. Puedes sentir como todo lo que te rodea pierde sentido si esos ojos se posan sobre los tuyos. Como todo lo demás no importa siempre y cuando los tengas frente a ti.
No puedes pensar en nada, no puedes ver nada más, simplemente esos ojos… que te miran. Si, a ti.
Atrayéndote hacia él, de igual forma que el polo positivo atrae al polo negativo de un imán.
Y no puedes resistirte a su llamada, ni quieres resistirte.
Por esos ojos serias capaz de dejarlo todo, de ir a donde sea. Por esos ojos matarías.
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